Hacer Teatro, reseña en Diario de Occidente

Por: OMAR ORTIZ*

En 1998 por generosa designación del Gobernador del Valle, Gustavo Álvarez Gardeazábal asumí como Gerente Cultural del Departamento. Elaboramos entonces un programa de descentralización cultural que denominamos “La Ruta de la Lulada”. Se trataba de recorrer todos los municipios del Valle con una amplia propuesta cultural que reunía las principales expresiones artísticas que tenían asiento en Cali, como la Orquesta Sinfónica, Incolballet, el Museo La Tertulia, la Banda Departamental, para citar algunas, e ir integrando los grupos e individualidades más notables de los distintos municipios una vez la Ruta iba desarrollándose por la geografía vallecaucana. En esas estábamos cuando recibí la llamada de un docente del Departamento de Artes Escénicas de la Universidad del Valle, poniendo a disposición del proyecto su grupo de alumnos que en ese momento ponían en escena “La Gaviota” de Chejov, bajo su dirección. Era Alejandro González Puche. Desde ese momento Alejandro se integró al evento presentando “La Gaviota” en Palmira, primera estación de la Ruta. Meses después se premiaron los trabajos presentados al concurso Jorge Isaac, resultando ganador en la modalidad de Dramaturgia el caleño Carlos Enrique Lozano con la obra “Días Impares”, que fue inmediatamente llevada a escena por González Puche, siendo la primera vez que una obra ganadora en esta modalidad es llevada a las tablas como es el destino natural de este tipo de propuestas. “Días Impares” recorrió con éxito diversos municipios del Valle, desde el Dovio hasta Buenaventura y todavía genera gratos recuerdos a quienes en ella participaron como público y como actores y que hoy ejercen de docentes como es el caso de Ariel Martínez actual profesor del Instituto Departamental de Bellas Artes.

Pero el trabajo teatral de Alejandro no para ahí. Junto a su esposa Ma Zhenhong ha dinamizado el trabajo teatral de la Universidad del Valle con propuestas creativas que retoman la tradición escénica clásica con autores como Calderón de la Barca, Tirso de Molina que hacen parte del Siglo de Oro español, pero que se integran de manera lúdica a nuestras gestas populares y en especial al folklore del Pacífico Colombiano. Con su rigurosa disciplina de trabajo, algo poco usual en el medio artístico colombiano más dado a la palabrería y al canibalismo que al compromiso serio con la expresión artística que se asume, González Puche se ha ganado un merecido reconocimiento nacional e internacional que lo ha llevado a diferentes escenarios mundiales con la siempre complicidad para sus escenografías del maestro Oscar Muñoz. Uno puede disentir de las propuestas artísticas que pone en escena González Puche, pero negar su capacidad creadora, su talento y la honestidad con que asume el hecho teatral no es sino resentimiento y mala leche.
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