martes, 22 de septiembre de 2015

A propósito de la presencia de la gran artista Lia Rodrigues en Bogotá

Texto extraído de la Relatoría que realicé en el festival MIRADA

FESTIVAL IBEROAMERICANO DE ARTES ESCÉNICAS DE SANTOS en el 2014


PINDORAMA
COMPANHIA LIA RODRIGUES DE DANÇA
Dirección: Lia Rodrigues




Pindorama ha sido de los espectáculos mas sui generis que he tenido la oportunidad de apreciar en mi vida. Entramos en un espacio cercado por telones dentro de un gimnasio; ante la amplitud del las instalaciones el espacio es delimitado por los telas negras, que a  todas luces resulta pequeño. La primera sorpresa es que no hay sillas para los 60 u 80 afortunados que hemos tenido la suerte de entrar. Apenas unas 10 sillas plásticas para las personas de la tercera edad. Apagan las luces y entran los bailarines, quienes empiezan a desdoblar un plástico industrial, de un grosor mas bien delgado pero consistente. Lo empiezan a desdoblar y le solicitan al público, dispuesto cómodamente en piso que por favor se corran;  de esa manera desenrollan el plástico y lo dejan en el piso. La atmósfera es totalmente ritual; los espectadores que quedamos en la parte trasera apenas vemos el plástico. Seguidamente con la misma ritualidad, los actores colocan sobre el plástico extendido en el piso, unos globos transparentes llenos de agua. Al colocarlos, los globos se desplazan torpemente por el piso, recordando a aguamalas de plástico.
En la penumbra dibujada por una fila de reflectores colgados en una simple hilera en la parte central del escenario, surge una mujer desnuda con una botella de un litro de agua mineral. La mujer se baña con esa agua y empieza a reptar por el plástico en busca de las bombas llenas de agua: cuando encuentra alguna se posa sobre ella y las estalla. El plástico se empieza a llenar paulatinamente de agua y cuando termina de destrozar estos globos, que trata como una iguana a sus huevos, otros actores toman el plástico por los extremos y lo baten lentamente; la mujer recibe el estímulo y va de un lado al otro. Pero el plástico es ahora batido rítmicamente con gran fuerza. Los espectadores que estamos a  nivel de la mujer, ya ni siquiera pensamos si es un baile o no: nos preocupamos por una mujer desnuda, que oculta su rostro y trata de sobrevivir a las olas de plástico que se baten contra su existencia. Las ondas se convierten en olas gigantes y amenazantes del mar, el batido tiene una constante rítmica que emula las olas del mar. El ritmo es perfectamente dispuesto, una cadencia marina exacta, arrítmica pero constante. Los espectadores perdemos a la mujer de vista por segundos ya que la ola la engulle, mientras minúsculas gotas de agua nos golpean en el rostro.  La mujer es una víctima solitaria dentro de una tempestad. Trata de sobrevivir a su naufragio, pero a veces las olas, que vienen del lado contrario y que estallan contra las otra, la hacen que vuelva a desaparecer. El frenesí de este movimiento hace que olvidemos que es un plástico, el sonido es completamente marino. La escena es larga y compleja, cuando ya pensamos que sobreviene la calma, vuelven las enfurecidas olas.
Al terminar la secuencia, cinco intérpretes, dos hombres y tres mujeres, secan el escenario con toallas blancas, y después de esto repiten el ritual del baño con el litro de agua, como en un bautizo hacia la tragedia, traen nuevas bombas de agua, que depositan en la superficie y que revientan como reptiles. Cuatro creadores más inician el batido del plástico, la secuencia tiene otra dinámica, cuando las ondas son muy fuertes  algunos de los cuerpos saltan sobre los otros, y regresan. Ahora tratan en grupo de defenderse, de no ser arrastrados por las olas. Otro movimiento surge, los bailarines de los extremos se incorporan y traen las puntas hasta en el centro, parece una tempestad shakesperiana. Al final la calma. El plástico es recogido de manera ritual, lo que al inicio era una pieza compacta, ahora es un rollo sin forma, rebelde, como si también fuera  víctima de su propia tempestad.
En un tercer movimiento, los actores salen con baldes blancos y sutilmente empiezan a colocar bolsas blancas sobre el espacio, le piden a los espectadores que se corran un poco, pero el juego lleva a que todos se  tengan que incorporarse. Después de distribuir los globos por todo el espacio, se baja la luz y entran todos los intérpretes desnudos y empiezan a reptar por el piso. Mis vecinas, las únicas que tienen silla no paran de comentar y de reírse nerviosas, si la dramaturgia sigue esa línea coherente ya todos nos vemos sumergidos en el agua y batiéndonos por todo el espacio. Los reptantes empiezan a romper las bombas efectivamente y algunos avezados espectadores adelantan el ritual y empiezan a romperlas de manera autónoma: los espectadores se convierten es destripadores de huevos de iguanas. Ya inundado el linóleo los bailarines se reúnen en un costado del escenario y todos los asistentes nos desplazamos dibujando un círculo alrededor de ellos. Se deslizan por el espacio y tras de ellos los espectadores. Así culmina una de la obras mas  sugestivas que he visto.

Al finalizar nos encontramos con Lia Rodrigues una mujer tan discreta como su obra. Está ligeramente apesadumbrada porque un efecto no salió; el espacio se ha debido llenar de globos blancos, por un error se estropeó y los globos se fueron a otro lugar. Una coreografía sin mas música que el sonido del plástico, los cuerpos y el agua, que conforman una estructura rítmica y sonora maravillosa. Con apenas luz de unos reflectores cenitales. Los cuerpos desnudos, desposeídos de evocaciones sexuales, incluso cuando están prácticamente al lado de los espectadores, quizás porque son cuerpos sin rostro, son náufragos en estado de indefensión, de búsqueda por la supervivencia en medio de un naufragio. Tanta sencillez y tanta contundencia. Lia Rodrigues es la primera en detener las lectura especulativas sobe Pindorama, para ella son juegos sugestivos creados con su laboratorio en Rio de Janeiro, un espacio de creación ubicado en una de las comunas marginales de la ciudad. Pindorama es parte de una trilogía que ahora esperaría ver en algún otro lugar.

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